Tuvimos la primera reunión con el grupo de juegos de rol indie. Jugamos Dawn of the Orcs. La idea del juego es que los jugadores somos un consejo de sabios encargados de crear una raza guerrera (orcos) para defender nuestro reino de la agresión.

El resto de este post puede tener algunos spoilers menores.
Ayer entonces nos juntamos el Consejo de Sabios de Lannia, formado por:
- Casimiro, archivista de la academia
- Ferba, bruja de las hierbas
- Eleonora, la nueva hechicera del bosque encantado
- Zeke Engels, auto proclamado alquimista renegado
- Augusto César Magnus Suleiman Khan von Plattenburg, comisionado para asuntos comerciales (región capital, sección F, subsección 7)
Decidimos crear nuestros orcos a partir de una combinación mágica de ratas, cucarachas, y finas hierbas. Para controlarlos, un ungüento herbal que le daba a quien lo usaba control temporal sobre los orcos (preparado por la bruja Ferba).
Los orcos fueron un éxito en la guerra desde el primer momento. A medida que avanzaba la guera los fuimos modificando, haciéndolos cada vez más chiquitos pero más numerosos, y adoctrinándolos para aumentar su lealtad. Eran capaces de sobrevivir con poca comida (lo cual hacía feliz a Augusto von Plattenburg, porque reducía los costos), y tenían armas naturales en la forma de un aliento putrefacto y escamas arrojadizas.
A medida que iba avanzando el tiempo, los orcos iban creando sus propias costumbres: una jerarquía acorde a la longitud de sus pedos, adornos hechos con arreglos de sus escamas, raves enormes con tambores y pedos. También desarrollaron sus nuevas creencias: el universo se originó en un Gran Pedo, y los orcos todos descienden de haditas. Y también domesticaron y usaron como armas de guerra a los mangangás gigantes.
Eventualmente, logramos ganar la guerra y derrotar a los invasores. Lamentablemente ahí vino el problema de qué hacer con los orcos, y después de la que fue posiblemente la más larga deliberación del Consejo de Sabios, decidimos prohibirles tener posiciones de liderazgo, tenerlos estrictamente controlados por leyes exclusivas para orcos, y ponerlos a construir máquinas de guerra para vender.
Casimiro y Eleonora no estaban particularmente contentos con el tratamiento que le estábamos dando a los orcos, y cuando el inevitable motín de los orcos vino, ambos se pusieron del lado de los orcos. Zeke estuvo firmemente del lado de Lannia, mientras que Ferba y Augusto decidieron mantenerse neutrales (Ferba porque a las plantas no le importaba el resultado del conflicto, Augusto calculando, tal vez erróneamente, que iba a poder hacer negocios con cualquiera que ganase.
Al final, los orcos ganaron la batalla contra Lannia, masacraron a todos, y una horda de millones y millones de orcos diminutos descendió sobre el mundo entero, destruyendo todo a su paso.
En general, fue una experiencia divertida. Costó para algunos entrar en sus personajes, y había muchas veces más foco en manipular a los orcos que en pensar «qué haría mi personaje». No sé qué tanta rejugabilidad tiene, sobre todo sabiendo qué se viene y las condiciones para el capítulo final, pero el manual incluye una historia alternativa (con los mismos cuatro primeros capítulos, pero cuatro capítulos diferentes al final).
Dawn of the Orcs está disponible en itch.io por siete dólares, y tiene licencia CC-BY