Si tenés más o menos mi edad, seguramente viste Volver al Futuro cuando eras chico. Mi favorita era la segunda, porque era la que tenía más viajes en el tiempo. Qué puedo decir, siempre fui un nerd. Además de la parte de los viajes en el tiempo, Volver al Futuro 2 tenía también los skates voladores: hoverboards. Si tenés más o menos mi edad, seguramente para vos «hoverboard» significa eso: la patineta voladora de Volver al Futuro. Por otro lado, si buscás «hoverboard» en Google, lo que vas a ver es algo que no se parece mucho. Para empezar, tiene ruedas.
Ojo, no quiero criticar demasiado al hoverboard que nos dieron. Parece ser un juguete divertido. Si viera uno en la vida real, seguramente lo querría probar. El problema es que no es el hoverboard que nos prometieron. Nos prometieron una patineta voladora, y nos dieron un Segway sin agarre. Es un poco decepcionante, la verdad.
Otros hoverboards
Los hoverboards no son el único caso. Por ejemplo, realidad virtual. Si creciste mirando Star Trek The Next Generation, seguro que cuando te hablaban de realidad virtual te imaginabas algo como la holocubierta. Una experiencia cien por ciento inmersiva, cinco sentidos, control completo de un cuerpo virtual. Lo que tenemos es esencialmente una pantalla de televisión de 360 grados atada a tu cabeza, con controles limitados. Igual que con el hoverboard, es un juguete interesante, pero está muy lejos de ser lo que esperábamos como «realidad virtual.
O pensá si no en inteligencia artificial. Esperábamos personas artificiales. No necesariamente robots, pero sí una conciencia, un individuo puramente artificial. En lugar de eso, hoy si hablamos de «inteligencia artificial» lo que tenemos es una serie de programas bastante avanzados. Y no estoy diciendo que no sean logros impresionantes. Alphago y sus sucesores son algo increíble. Los algoritmos que generan imágenes a partir de un prompt son impresionantes también. Pero no son inteligentes. No son personas.
Hoverboards fuera de la tecnología
El problema es que decir «algoritmos más avanzados» puede sonar impresionante, pero nunca tanto como «inteligencia artificial». Vos leés «inteligencia artificial» y se te viene a la mente toda esa imagen de robots y personas artificiales y el futuro. Capaz que no literalmente la imagen, pero sí la sensación. «Inteligencia artificial» lo hace sonar mejor.
Y lo mismo pasa con otras palabras. Estamos todos de acuerdo en que la democracia es lo mejor: un sistema en el que el pueblo decide, en el que no hay un rey que te pueda imponer nada, ni una aristocracia que viva a expensas del trabajo de la persona común. O sea, sería lo mejor. Pero en lugar de tener democracia, lo que tenemos es una monarquía electiva. El presidente manda durante cinco años, limitado sí por el parlamento. ¿El pueblo cambia de opinión? No importa, porque esta «democracia» sólo existe para elegir quién es el rey. Y en cuanto a tu vida diaria, cada empresa es un pequeño feudo absolutista donde sólo la palabra del dueño cuenta. ¿Democracia? Sí, muy lindo, pero no para la empresa.
Al final nos vendieron la democracia como «el pueblo manda», y lo que nos dieron es sólo la opción de elegir quién es el rey. Igual que con los otros hoverboards, es mejor que nada. Prefiero los sistemas republicanos de gobierno antes que las monarquías por sangre. Al menos tenemos el derecho de cambiar al rey cada cinco años. Pero no es democracia.
También pasa lo mismo con el término socialismo. Lo que queríamos es un modo de producción en el que los trabajadores tengan el control de los medios de producción y puedan recibir los frutos de su trabajo. Esto es algo que suena tan bien que el nombre «socialismo» ganó más y más prestigio. Todo el mundo quería socialismo, así que muchos gobiernos dijeron «querés socialismo, tomá» y nos dieron un par de leyes sociales. Ocho horas, y vacaciones, y salario mínimo, y ese tipo de cosas básicas. Y llegamos al punto donde hoy en día «socialismo» es «el estado gasta plata en asegurarse que no todos los trabajadores se mueran de hambre».
Mucho de esto viene de parte de la derecha: a la derecha le sirve decir que todo es «socialismo», porque tienen una base de votantes convencida de que todo lo que sea «socialismo» es malo, pero no es sólo eso el tema. A la centro izquierda también le sirve, porque pueden decir «miren, les dimos socialismo», y muchos nos quedamos contentos, y no pedimos ir más allá. Y sí, que el estado ponga plata en asegurarse que la gente no se muera de hambre, o invierta en lograr una mejor vida para todos, es algo bueno. Es mucho mejor que no tener esas cosas. El problema es que no es socialismo. Es apenas un capitalismo mejor manejado.
Y al final la consecuencia es que perdimos el lenguaje para pedir lo que necesitamos. Si querés un sistema político donde el pueblo manda, ¿qué podés pedir? ¿Democracia? Pero ya tenemos eso, te van a decir. ¿Y socialismo? También, te van a decir, mirá toda la asistencia social que hay. Mientras tanto, seguimos con más o menos el mismo sistema político y económico que hace doscientos años. Con mejoras, sí. Nadie dice que todo sea igual. Pero sigue siempre habiendo alguien que manda y nos dice qué hacer, y sigue habiendo ricos y pobres, y los ricos llevándose el fruto del trabajo del resto.