Tenía un libro de «juegos de ingenio», que la verdad no es muy bueno, pero me daba cosa tirarlo, por más que estaba en condiciones desastrosas. Así que decidí resucitarlo con un poco de manualidades.

Lo primero era unir las partes para que no se separen, y mantenerlas juntas. Para eso usé un pedazo de tela (parte de una remera vieja), y pegué con silicona líquida.

Luego le agregué un par de hojas extra. Mi intención era agregarle una hoja de papel jaspeado entre esas hojas extras y la tapa. La realidad es que aún no lo hice, y como es puramente estético no sé si lo voy a hacer.

Luego un poco de recortar papel y tela que sobra.

Lo siguiente es cortar las tapas. Corté dos tapas de un centímetro más de largo y medio centímetro más de ancho que el libro, y un trozo del mismo largo que las tapas, y del ancho del libro, para el lomo. Usé un pedazo de cartón gris de 1mm que tenía tirado por ahí. Comparando con otras cosas similares que hice, hubiese sido mejor cartón de 2mm, pero la ventaja de reutilizar algo que tenía tirado por ahí sin ningún otro uso es que es gratis y no tuve ni que salir a buscarlo.

Lo siguiente fue pegar las tapas sobre el forro. Usé un pantalón de jean viejo que tenía guardado para este tipo de cosas.

Luego de eso, plegar la tela para que queden bien forradas las tapas.

El siguiente paso es adherir el libro a las tapas. La idea de que la tela de la remera que usé sobresaliera es justamente para este paso. No tengo fotos del proceso, pero hay que pegar la tela que une el libro a las tapas, pero no al lomo. Si lo pegás al lomo, no va a quedar bien.

Ahí el libro ya está listo. Lo que falta es puramente estético. El papel jaspeado para esconder los pliegos del lado interno de la tapa no lo hice, tal vez luego. Pero el libro así es imposible saber qué es, así que le falta una carátula. Para eso busqué en internet una imagen del libro original, la imprimí, y la pegué.

En el lomo le puse una etiqueta sencilla de 12x40mm hecha con una impresora de etiquetas Phomemo (un juguete nuevo que compramos hace poco para etiquetar los útiles escolares de las nenas).
Y así quedó. Sigue sin ser un libro muy bueno, pero ahora lo puedo agregar al estante de libros de puzzles lógicos y similares.

El proceso que seguí es esencialmente la segunda mitad de este instructivo.